Para mi, este Erasmus ha sido todo lo que imaginaba que sería una movilidad de ensueño. Todo empezó con un lanzamiento de moneda y un “te imaginas...” y ha acabado con un sueño cumplido, el poder trabajar en el extranjero. El inicio del proceso fue un poco tortuoso, pues todo fue una serie de afortunadas oportunidades que no dependían enteramente de mí, pero una vez tuve el visto bueno y supe que definitivamente me iba de Erasmus solo pude sentir alegría e ilusión, sentimientos que he mantenido desde el momento que puse un pie en el avión destino Nürnberg hasta ahora.
En cuanto a las prácticas, ha sido una experiencia estupenda, no solo por los compañeros que siempre estaban dispuestos a ayudar y enseñarnos, sino también por todo lo que aporta el poder trabajar en uno de los laboratorios más grandes a nivel europeo y con las técnicas más punteras en el sector. También tengo que destacar las amistades, por un lado tenemos a Rocío, mi compañera de clase con la que he compartido experiencias, casa y movilidad, a la que agradezco las buenas vivencias pasadas. Por otro lado, tenemos a los españoles que nos encontramos en el laboratorio, compañeros y a veces maestros que nos han enseñado dentro y fuera del área de trabajo.

Por último, a modo de reflexión personal, me gustaría decir que poder disfrutar de experiencias así como es realizar las prácticas en otro país es algo que enriquece el ámbito personal sobre manera, no solo te fortalece al enfrentarse a diversas situaciones fuera de tu zona de seguridad, además, convivir y presenciar los diferentes puntos de vista desde un ámbito multicultural ayuda a mejorar la tolerancia y empatía, sentimientos que en estos tiempos es tan necesario tenerlos presentes.